jueves, 29 de septiembre de 2016

Inspiración















Siempre, cuando llegan estos meses del año, hago alguna referencia a las fashion weeks que ha habido en Nueva York, Milán o Madrid. Podréis pensar que soy una pesada, pero para un bloggera “del montón” soñar con que algún día serás invitada a ese tipo de eventos es toda una motivación. Aparte de que, gracias a estas semanas de la moda, consigues toda la información necesaria para saber que se llevará en la temporada primavera-verano 2017. ¡Es ideal salir del verano y empezar a pensar en el siguiente!

Como cada año, Moschino ha sido el destacado y como es habitual, por méritos propios. Toda influencer que se precie en este mundo, se “pelea” por estar en el frontrow del grandioso show que se celebró en Milán hace una semana. La idea de las figuras recortables con las que jugábamos cuando éramos niños en los vestidos de las modelos, hizo que una vez más todos señalaran a Moschino como una de las firmas mas transgresoras y originales. La colección de Philipp Plein tampoco pasó desapercibida, una increíble Blanca Padilla recorría el catwalk, decorado como si se tratara del cuento de Hansel y Gretel, llena de prendas metálicas que la hacían brillar. Sin embargo, lo que más me gusto de esta modelo, fue una foto que encontré en Instagram en uno de sus descansos, cuando caminaba por la ciudad, luciendo un look completamente idéntico al que os muestro hoy. Hice captura y le envié a mi madre la foto con el título “Marco tendencia, ya hasta ella me copia”. Fue una forma de sentirme más cerca de este mundo que tanto adoro.

El outfit consta de un pichi de eco-piel verde, muy apropiado para el comienzo de octubre, aunque mi recomendación personal es que aguantéis un poco más a utilizar este tejido, porque creo que para estos días de sol y nubes da calor. Es una prenda oversize que va a ser tendencia esta temporada. Me gusta especialmente la forma trasera, ya que los tirantes no son muy gordos, pero si bajos. Debajo de él, una camiseta blanca y unas zapatillas de plataforma de Primark que voy a tener que jubilar (muy a mi pesar) tras este ajetreado verano. El pichi lo compre en una tienda vintage del barrio gótico de Barcelona. Finalmente, un bolso pequeño rojo decorado con tachuelas doradas de la marca Princess.

Dudo que Blanca pasara por una calle poco transitada en pleno agosto de Granada cuando me estaba haciendo las fotos, pero todo en esta vida puede ser, quizás fui una inspiración para ella, nunca lo sabremos, yo mientras tanto espero daros ideas semanales para vuestras particulares batallas con el armario.






jueves, 22 de septiembre de 2016

Bienvenido otoño















De repente llueve, luego sale el sol. Tan pronto me pongo una cazadora como vuelvo a llevar sandalias. ¡Este tiempo me va volver loca! Dicen que en Pamplona puedes vivir en el mismo día las cuatro estaciones del año, pero esta incertidumbre de no saber que me espera y sobre todo del que me pongo va a acabar con mi vida (eso sin exagerar). Hoy en Pamplona hace un día buenísimo, porque tengo que estudiar esta tarde que sino, mi plan perfecto sería estar en una terraza bebiendo un batido helado de chocolate. Parece mentira que hoy comience el otoño, por ello, debemos disfrutar de los pocos rayos de sol que nos queden, antes de que nos quejemos de verdad del frio que hace.
El look que muestro hoy es muy sencillo pero con encanto, por eso, es uno de mis preferidos. Las fotos las hice cuando estaba aún en Granada, y el estilismo es un “hurto” que hice al armario de mi madre. Siempre me había gustado este vestido, pero años atrás, como no era por encima de la rodilla, lo consideraba de señora mayor (¡vamos que no tenía ni idea!). Sin embargo, esta vez al probármelo pensé: me queda como un guante. Es perfecto para estos días de entretiempo, porque las mangas son largas y la tela no es demasiado fina. El color también es muy recomendable para la entrada de esta nueva estación, ya que se mueve en la gama de beiges y caquis que tanto suele predominar en otoño. El vestido es de DKNY. Lo acompaño con unas sandalias que han sido mi perdición este verano, las encontré súper rebajadas, y de verdad que, desde ese momento, entendí que era el amor a primera vista. Son unas sandalias muy poco discretas de Mango. Me gusta como combina el vestido con el calzado, porque al ser este último más “agresivo” rompe con la sencillez del primero. Finalmente, un bolso de flecos de HyM para darle movimiento al outfit y unas maxigafas de espejo.  
Estos días que no se sabe muy bien por donde va a salir el señor cielo, recomendaría cambiar el calzado, ya que, si al final acaba lloviendo, las sandalias deben ser el plan Z. Por ello, yo elegiría unas zapatillas con plataforma o unas muy llamativas para romper también con el efecto visual monocromático. Mi madre insistió en que me llevara este vestido, y tonta de mi le dije que no. ¡No sabéis cuanto me arrepiento! Este fin de semana empiezo a hacerme las fotos para los futuros posts con las tendencias de otoño. ¡Estad atentos y no os las perdáis! 

jueves, 15 de septiembre de 2016

¿Camisón o vestido?


















Hace dos temporadas, si mal no recuerdo, la lencería salió de nuestra piel más íntima para ser lucida como una prenda más. Al principio solo las más arriesgadas se atrevían a mostrar las puntillas de sus camisones de la forma más sutil posible, aunque realmente fuera una rotura de esquemas. Sin embargo, esta “provocación” se fue arraigando con más intensidad en la moda. Las grandes firmas no dejaban de presentar en cualquiera de sus temporadas prendas inspiradas en lencería. Todo ello lanzó al top lencero, al top ten (nunca mejor dicho) de las prendas más vendidas. Pero cuando creíamos que no se podía ir mas allá, va y se pone de moda la camiseta debajo del top lencero. Somos tan capaces de reinventarnos que hemos sacado las prendas internas al exterior y viceversa.

Recuerdo cuando por primera vez vi a una chica con una camiseta de algodón blanca debajo de un top lencero plateado, pensé ¿cómo no se me ha ocurrido esto a mí? Me pareció una idea brillante. Yo no he sido muy “pro” de la lencería como prenda, me parecía demasiado “sofisticada”. Sin embargo, la combinación con una camiseta me parecía una forma muy casual de ir bien vestida de una forma original. Este verano el vestido le quito lugar a ese top tan demandado. Recuerdo cuando mi madre me preguntó si el vestido que hoy voy a mostrar me gustaba. ¿Es nuevo?, le pregunté, ella me sonrío y me dijo, es el cuerpo de un vestido de Armani que tiene mil años. Y en ese momento pensé, como mola mi madre. Así que no dude ni un solo momento en crear un outfit con este vestido.

Así que allí va, hoy presento un conjunto muy fresco y en tendencia. Vestido lencero de Armani, camiseta de algodón negra de Liu·Jo y sandalias de esparto de Parfois. Para darle un toque más alternativo al look, añado un choker decorado con la palabra “Babe” en glitter de Zara y un bolso cofre bicolor también de Parfois. Como veréis, con tan solo dos prendas (muy opuestas entre sí, eso hay que reconocerlo), se crea un conjunto con un rollazo inconfundible.

Os animo a que busquéis en el cajón de la ropa interior de vuestras madres porque seguro que encontráis algún camisón con estas características que os encaja en esta propuesta que os sugiero hoy. Una pena que nosotras seamos más de pijama, pero nunca se sabe, esperemos diez años, igual se convierten en tendencia.   


jueves, 8 de septiembre de 2016

Hendaya










Yo nunca he sido de playa, bueno y de piscina tampoco. El sol y yo no nos somos muy amigos. El otro día me subí a un tren (mi segunda casa) y el revisor me dijo: “Da gusto ver a una chica que ha sobrevivido al sol”. Al principio no entendí muy bien a lo que se refería, y ante mi cara de póker, el me aclaró, “me parece muy bien que no sigas la moda de ponerte morena”, simplemente sonreí. Supongo que igual si se lo hubiese dicho a otra persona, le hubiese afectado, pero yo estoy acostumbrada a que piensen que llevo pantalones largos blancos cuando realmente los llevo cortos.
Cuando estuve viviendo este verano en Barcelona fui a la playa, pero he de confesar que fueron tres veces en mes y medio, pero bueno, algo es algo. Sin embargo, el ultimo día que aposte por ir a la playa de Badalona me dio una insolación. Con lo cual ahora entendéis que no sea muy fan de pasar horas y horas en la playa. Sin embargo, cuando fui a Hendaya con mis padres, esta mentalidad cambió un poco. También es cierto, que estuvimos dos horas justas, pero no sé, por primera vez me sentí cómoda en ella.
Hacía quince años que no volvía a esa playa, además tenía muy malos recuerdos de ella. Cuando era pequeña, fuimos con unos amigos de mis padres a pasar el fin de semana, y aún recuerdo que se me rompieron unas gafas de sol de Barbie que me habían regalado, a las que yo adoraba, y se me manchó una mochila rosa de Agatha Ruiz de la Prada que, para mí en aquel entonces, era como un Louis Vuitton. ¡Ya apuntaba maneras yo de pequeña!
Disfrutamos de un día en familia, donde nos bañamos en el frío cantábrico (yo ya no me acordaba de lo que era eso) y disfrutamos de un apetitoso croque monsieur mientras escuchábamos el romper de las olas mezclado con acento francés, vasco y castellano. Ese día opté por un vestido cómodo que me compré en Formentera hace años y un sombrero decorado con conchas.
Aprovechad esta ola de calor que nos está invadiendo para daros el ultimo chapuzón de la temporada. Si visitáis Hendaya, os aseguro que el agua estará fresquita y se os quitará el calor en un plis-plas, yo mientras tanto seguiré abanicándome en clase.