jueves, 25 de agosto de 2016

¡Wedding guest!












¡Benditos pueblos! Desde hace años intento ir en verano, aunque sea un fin de semana, al precioso pueblo de mi abuela, Navardún. Es cierto que cuando era más pequeña soñaba con ese mes de agosto en el que me pasaba todo el día en la calle y disfrutábamos jugando al escondite. Las cosas cambian y nos hacemos mayores, pero las amistades que se hicieron en ese momento entre piscina y porche perduran. Gracias a eso, hace casi dos semanas asistí a una boda increíble. La novia, amiga desde que yo tengo catorce años, estaba guapísima. Y no podía dejar pasar la ocasión de postear sobre este magnífico evento donde disfrute como una niña pequeña.
La ceremonia fue en Irún, y el convite en Fuenterrabia. No pudo hacer mejor tiempo y el sitio era precioso. Últimamente la idea de casarme, aparte de lejana, no me convence demasiado, eso sí, si algún día este "milagro" sucede tengo clarísimo que será en el norte. 
Para la ocasión lucí un vestido de Miriam Ocariz rosa palo con efecto glitter, zapatos de Bimba&Lola (me sorprendió que aguantara más de seis horas con ellos) y un bolso bicolor tipo cofre de Princess. 
El banquete fue sublime y el baile no os quiero ni contar. No paré de moverme ni un segundo, "La mayonesa", "Coyete Dax" y algún reggetoneo impedían que mis pies pararan. Cuando me iba a sentar sonaba una canción que me hacía coger fuerzas para seguir. No paré de reírme en todo el día, la mesa en la que estuve (pese a no conocer bien a nadie) me hizo sentir como si fuera una más. Tal es así que volví al hotel en el que me alojaba a las cinco de la mañana (siendo una boda que comenzó a las doce)
No me queda nada más por decir. ¡Benditos los pueblos y los amigos que se hacen en ellos! Gracias María y Beñat por dejarme compartir con vosotros ese día tan especial, no dudéis en que seréis los primeros en mi futura lista de invitados. ¡Qué vivan los novios!








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