Tiro alto o bajo, daba lo
mismo, hasta hace meses nuestro objetivo principal era que el pantalón fuera
pitillo. Se ha implantado en nuestra vida tanto esta prenda que no sé cómo
vamos a poder vivir sin ella. Si, señoras y señores, los pitillos han pasado de
moda. Los boyfriend, los acampanados, los culottes o los pesqueros les han
quitado el sitio. Esto no quiere decir que los desterremos de nuestro armario,
pero sí que dejemos de considerarlos en cierta medida como esenciales. Merece
la pena “invertir” en otro estilo de pantalón, no solo porque todas las
pasarelas de las Fashion Week hayan apostado por la diferenciación en las
prendas inferiores sino porque en la variedad está el gusto. En el fondo todos
estábamos cansados del pitillo, eran cómodos y se adaptaban bien a la silueta,
sin embargo, hacían muy planos los looks. Anteriormente, ya he tratado el tema
de los pantalones acampanados-pata de elefante.
En este post quiero centrarme
en una nueva tendencia que se introdujo con timidez pero que se ha arraigado
con fuerza. Los culottes son pantalones cortos y anchos. Pueden ser de
cualquier tipo de tejido, con mayor o menor movimiento. Este en concreto que
muestro hoy, me costó decidirme por él. Era romper con mis esquemas y
arriesgar. Como siempre, los cool hunter de mi familia (abuela y tío) me
animaron a que tuvieran un sitio privilegiado en mi closet. Tan bien aceptados
han sido, que mi madre se compró unos iguales, después de tenerme toda una
mañana probándome cosas para ella, me dijo con voz tímida si no me importaba
que fuéramos las dos iguales vestidas. Que mejor para marcar tendencia que tu
propia madre te “imite”.
Estos culottes de poli-piel
negros son de Liu·Jo. Pese a ser ligeros abrigan y me gustan porque son una
prenda totalmente novedosa que aporta a tu look un estilo grunge-alternativo
del que tanto soy partidaria. Este tipo de pantalón es necesario que este
acompañado por prendas de poco volumen, por eso yo escogí un jersey gris
estampado de lana de Liu·Jo. Lo original de este jersey es que es estampado,
aunque al mirarlo parezca que sea de lana. Finalmente, cazadora perfecto de
cuero, sombrero ochentero de Stradivarius, bolso rosa de cocodrilo de Armani
Jeans y mis inseparables zapatillas blancas decoradas con purpurina rosa en la
parte trasera de Primark.
Nos toca decir adiós a los
pitillos. Recomiendo no echarlos de nuestra vida porque sé que tarde o temprano
volverán a ser un must, y si mis predicciones no fallan será más pronto que
tarde. Aun así, debemos empezar a considerar los culottes como algo necesario
porque pisan con fuerza y muy difícilmente van a ser desbancados de este
puesto.