martes, 23 de febrero de 2016

Adiós a los pitillos























Tiro alto o bajo, daba lo mismo, hasta hace meses nuestro objetivo principal era que el pantalón fuera pitillo. Se ha implantado en nuestra vida tanto esta prenda que no sé cómo vamos a poder vivir sin ella. Si, señoras y señores, los pitillos han pasado de moda. Los boyfriend, los acampanados, los culottes o los pesqueros les han quitado el sitio. Esto no quiere decir que los desterremos de nuestro armario, pero sí que dejemos de considerarlos en cierta medida como esenciales. Merece la pena “invertir” en otro estilo de pantalón, no solo porque todas las pasarelas de las Fashion Week hayan apostado por la diferenciación en las prendas inferiores sino porque en la variedad está el gusto. En el fondo todos estábamos cansados del pitillo, eran cómodos y se adaptaban bien a la silueta, sin embargo, hacían muy planos los looks. Anteriormente, ya he tratado el tema de los pantalones acampanados-pata de elefante.

En este post quiero centrarme en una nueva tendencia que se introdujo con timidez pero que se ha arraigado con fuerza. Los culottes son pantalones cortos y anchos. Pueden ser de cualquier tipo de tejido, con mayor o menor movimiento. Este en concreto que muestro hoy, me costó decidirme por él. Era romper con mis esquemas y arriesgar. Como siempre, los cool hunter de mi familia (abuela y tío) me animaron a que tuvieran un sitio privilegiado en mi closet. Tan bien aceptados han sido, que mi madre se compró unos iguales, después de tenerme toda una mañana probándome cosas para ella, me dijo con voz tímida si no me importaba que fuéramos las dos iguales vestidas. Que mejor para marcar tendencia que tu propia madre te “imite”.

Estos culottes de poli-piel negros son de Liu·Jo. Pese a ser ligeros abrigan y me gustan porque son una prenda totalmente novedosa que aporta a tu look un estilo grunge-alternativo del que tanto soy partidaria. Este tipo de pantalón es necesario que este acompañado por prendas de poco volumen, por eso yo escogí un jersey gris estampado de lana de Liu·Jo. Lo original de este jersey es que es estampado, aunque al mirarlo parezca que sea de lana. Finalmente, cazadora perfecto de cuero, sombrero ochentero de Stradivarius, bolso rosa de cocodrilo de Armani Jeans y mis inseparables zapatillas blancas decoradas con purpurina rosa en la parte trasera de Primark.

Nos toca decir adiós a los pitillos. Recomiendo no echarlos de nuestra vida porque sé que tarde o temprano volverán a ser un must, y si mis predicciones no fallan será más pronto que tarde. Aun así, debemos empezar a considerar los culottes como algo necesario porque pisan con fuerza y muy difícilmente van a ser desbancados de este puesto. 

viernes, 19 de febrero de 2016

Kaschk Kaffee












Esos días en los que tienes clase a las ocho de la mañana, esos días en los que te suena el despertador y te planteas levantarte o dar media vuelta, esos días en los que cuando sales de casa sigues viendo la luna y las farolas están encendidas, si esos días, se hacen mucho más llevaderos con un buen café. No soy muy forofa de este mejunje, prefiero el té, pero tengo que reconocer que, a esas horas, cuando algún compañero entra en clase con su café en la mano, el mero olor me relaja. Y así, el otro día se me ocurrió este post. Mientras la profesora explicaba los métodos de financiación mediante deuda yo solo podía oler aquel rico aroma que me transportó a Berlín.
Siempre me ha encantado el envase que ponen cuando pides bebida para llevar. No solo me parecía cómodo sino también original. Es cierto que esta costumbre es más americana que nuestra. Las revistas no paran de mostrar celebrities andando por las calles de NY con su café de Starbucks en la mano. Sin embargo, a nosotros no nos gustan las prisas, somos de tomar el café sentados y más si es en el desayuno, por eso, me llama la atención que en nuestras ciudades no haya cafeterías “monas” en las que disfrutar de un rato tan imprescindible como este. Una de las cosas que me encantó de la capital alemana fueron esos rincones cómodos, alternativos, bien decorados y acogedores donde desayunaban. Había uno en cada esquina y cada uno de ellos te llamaba a entrar. No sé si por el frio que hacía o porque realmente nos hicieron sentir como en casa, pero varios días son los que visitamos estos espacios. Hoy con este post quiero mostraros uno de estos preciosos rincones: Kaschk Kaffee
Un lugar con encanto propio donde la gente conversaba de manera tranquila mientras cogía la taza de café para calentarse las manos. Estaba situado en la Plaza de Rosa-Luxemburg y si me permitís la recomendación, los croissants estaban de muerte (aunque sea una especialidad francesa y no alemana). Lo bueno de estos locales, es que saben reinventarse. Muchas veces me pregunto por qué no existen sitios tan acogedores en ciudades como Pamplona (en Madrid y Barcelona hay mayor variedad). Y en Berlin, entendí la respuesta, para que estas locales funcionen no pueden limitarse solo a servir café por la mañana, tienen que renovarse a lo largo del día. Su método era sencillo: cafetería hasta pasada media tarde, con variedad de tentempiés dulces y salados, coctelería y bar por las noches y sobre todo ser un punto de reunión. En una parte del establecimiento tenían una zona llamada galería, ahí había exposiciones, quedadas literarias, conciertos y demás eventos. Ese era el punto fuerte del Kaschk, esa era su esencia. Todo ello hacia que su ambiente fuera inmejorable, que estuviese siempre lleno y que no solo el olor a café te hiciera entrar.
Mi propósito para este año es poder encontrar un sitio así en el que escribir, disfrutar de buena música y de un té verde. En el caso de ser así, seréis los primeros en saberlo. La moda no solo está en la ropa, es también una forma de vida y espero encontrar un Kaschk Kaffee pronto. 

martes, 16 de febrero de 2016

Beisbolera















Hace ocho años hice una breve escapada de fin de semana a Madrid, con mi tía y mi prima. Iba con una idea fija en la cabeza, quería una cazadora beisbolera. En esos años aun no estaban de moda y encontrar una de esas características y que me gustara era todo un reto. Pateamos la ciudad de arriba a abajo: tiendas vintage, de segunda mano, pequeñas, grandes y medianas. Mis esperanzas se iban apagando conforme pasaban los días, pero al final, cuando menos lo esperé, entre en una tienda de deporte de la calle Fuencarral y mis ojos comenzaron a hacer chiribitas. Era aún mejor de lo que yo me esperaba. Azul marino con las mangas de cuero color crema. Pero, aun así, la suerte ese día no estaba de mi lado. No había mi talla, pero no fue un problema, decidí comprar una de una talla más. “Ya creceré”, pensé. Ilusa de mi eso no sucedió y por desgracia esa perfecta cazadora beisbolera esta en lo alto del armario esperando a que pegue el estirón.
Sin embargo, el año pasado, mi querida reina maga madre, me regaló un abrigo de estilo beisbolero de Paul&Joe Sister. Y desde entonces, no me he separado de él. Lo que no entiendo es por qué he tardado tanto en mostrarlo en el blog. Es un abrigo azul marino estilo capa en la zona trasera y con las mangas enceradas de color rojo. Sienta como un guante, y además es una prenda de sport pero que tiene un toque chic que hace que se pueda utilizar tanto a diario como para un evento formal.
La camisa de cuadros es de Paul&Joe y los pantalones azules de Armani, son prendas muy sencillas que se “engrandecen” gracias al abrigo. Finalmente, las zapatillas blancas decoradas en la parte trasera con purpurina, deben de ser un must en cualquier look. Estas, en concreto, son de Primark, y es una de las mejores compras que he hecho durante la temporada. Bolso rojo estilo Chanel y gorro de lana.
Espero, algún día, ir a EEUU y presenciar un auténtico partido de béisbol, pero siento decir que no disfrutaré del deporte sino de la equipación que lleven. La ropa vintage de este deporte debe ser incluida en nuestro armario si queremos hacer un verdadero Home Run. 

viernes, 12 de febrero de 2016

Carnaval, te quiero













¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Carnaval, carnaval, carnaval te quieroooooo!!!!!!!!!!! Y con esa melodía presente toda la semana en mi cabeza he recordado los días tan increíbles que pasé el fin de semana pasado en mi querida Tudela. Es cierto que el carnaval se celebra toda esta semana en muchas ciudades, sin embargo, en Tudela los días grandes fueron la semana pasada. Desde Navidad no la pisaba y tenía muchas ganas de reencontrarme con mi familia y amigos.

Todo empezó con un retraso de tren de una hora, pero como dicen: lo que mal empieza bien acaba, y para mi gusto este refrán se queda corto. Al llegar a Tudela, tenía a mis primos ilusionados por “la salchichada” que íbamos a tener. Compré este típico producto alemán cuando fui a Berlín, y la verdad que fue una adquisición que mereció la pena. Tuvimos una velada estupenda entre hot dogs, patatas fritas, risas y chistes de los más pequeños.

El sábado se superó aún más si cabía. Como sabéis, en Navarra al grupo de amigos se le llama la cuadrilla y la mía de Tudela es El Cogollico, en honor al producto típico de nuestra tierra. Como es tradición, cada una se disfraza de lo que quiere, y para mantener más la intriga, no nos decimos nada las unas a las otras (bueno, eso se supone). Para despistar, dije que mi disfraz era de animal. Ellas saben que yo soy muy presumida y sus apuestas iban todas dirigidas al disfraz de pavo real. Sin embargo, las bocas se desencajaron cuando me vieron aparecer de rubia explosiva
Así es, aposte por una de las grandes bellezas del mundo, Marylin Monroe. He querido compartir con vosotros mi “look disfraz” porque considero que también es una forma de mostrar moda. Ante todo, tengo que decir que el vestido negro que muestro era de mi madre, y que hace ocho años, ya elegí esta temática para disfrazarme. Como podéis imaginar, lo que más ilusión me hacía es que el vestido me siguiera entrando. Es una pieza única totalmente “Made in Spain” de Victorio y Lucchino. Es cierto que el vestido “típico” de la actriz era blanco con mucho vuelo, pero contando con esta prenda espectacular, no iba a quedarse apolillada en el baúl. Labios rojos, peluca rubia, guantes largos, lunar y a bailar. Tuve la suerte de que esa noche las temperaturas y la lluvia nos dieron tregua así que con un abrigo estilo capa pude sobrevivir.

Recomiendo este estilismo para cualquier evento carnavalero que tengáis, es fácil de recrear y causareis sensación. Ese día comprobé que el rubio no me queda nada mal, así que igual un día de estos hago alguna locura. 






martes, 2 de febrero de 2016

Berlin














Berlin, la ciudad alternativa por antonomasia. Donde el arte callejero inunda las calles y los hipsters no son un minino sector de la población sino su total. Una ciudad donde las guerras vividas se impregnan en el ambiente y la comida tradicional no es muy elaborada. Los grafitis son la esencia y los semáforos (ampelmann) son de diferentes formas en función de si estas en la antigua zona comunista o no.  Tenía muchas ganas de visitar esta ciudad, todo el mundo decía que me pegaba, por ese rollo ecléctico que desprende, así que estos últimos días hice un viaje relámpago con el fin de poder verificar si aquello que mis amigas decían que era tan alucinante realmente lo era.
Tengo que reconocer que todas las cafeterías tenían su encanto, las pintadas no eran vandalismo sino obras de arte, los berlineses iban vestidos de forma impecable (siempre hay excepciones) y el tiempo nos dio tregua. Tuvimos una serie de imprevistos con el avión, pero finalmente conseguimos llegar a nuestro destino. Reservamos una habitación en el Hostal Aloha, a una parada en metro de Alexanderplatz, íbamos convencidas que nos metíamos en una casa ocupa por las fotos que había en internet, pero había que vivir de forma completa la experiencia. Para nuestro asombro, nos encantó, las pintadas en las paredes hacían acogedoras las habitaciones y las personas que lo llevaban estaban más que dispuestas a todo. Es cierto que según mi madre aquello era horror vacui pero para mí era un sueño alternativo en toda regla.
Recomiendo empezar a usar los free tour donde el precio del guía lo pones tú en función de cómo haya trabajado. Fue el primero que hacía en mi vida y la verdad que merece la pena, no solo era interactivo y divertido, sino que además hizo que pateáramos la ciudad y visitásemos todos sus rincones incluso los más inadvertidos. Tal éxito tuvo, que decidimos coger un tour pub crawl, que consiste en un tour por los mejores pubs de la ciudad y la entrada a una discoteca. Tuvimos problemas para llegar al punto de encuentro, pero después de unas cuantas carreras y volver a retocarnos el pintalabios, la noche fue estupenda.

Siento decir para aquellos que como yo aman la comida, que no es uno de sus fuertes, probé la currywürst (salchicha con curry, kétchup y patatas fritas) y estaba de vicio, pero a las dos horas la pesadez era insoportable. No quiero que un viaje tan alucinante se reduzca a un único post, así que tengo la intención de contar con detalle aquellos sitios culturales que merecen la pena y los restaurantes orgánicos más chic de la ciudad. Para ello no pos podéis perder el siguiente post, ¡seguiremos en contacto!