La ciudad de mis sueños. Esa
es la definición perfecta del lluvioso corazón de Inglaterra. No voy a negar
que Nueva York junto con la India son lugares donde deseo vivir una temporada
de mi larga vida, una por ser la ciudad más cosmopolita del mundo y la otra por
la labor humanitaria que se puede hacer en ella. Pero independientemente de
eso, Londres tiene algo especial. Es diferente, atrevida, innovadora e incluso
“weird” me atrevería a decir. Los barrios son diferentes, la moda que impregna
el ambiente es curiosa. Cuando cumplí los 12 años fue la primera vez que pise
ese magnífico lugar. Una niña dependiente de sus padres y con las nociones
básicas de inglés. Fue un mes duro, de soledad, independencia y madurez a la
par de divertido, estrambótico e inolvidable.
Londres es una ciudad que lo
tiene todo. Pero en términos de moda se podría afirmar que es “el nova más”.
Bien pasees por Oxford Street o por el mercadillo de Portobello Road donde encuentras
joyas tanto textiles como de decoración. Lo más probable es que sean únicos e
inconfundibles y que cuando los uses en tu día a día causen sensación. Soy de
esas personas que prefieren las baratijas que encuentras en cualquier esquina
de la hermosa ciudad con aire “vintage” al consumo excesivo en marcas de lujo. London es conocida como una ciudad formal, con normas y reglas que todos sus
habitantes respetan y acatan con la finalidad de vivir en armonía, en diversas
ocasiones pueden llegar a parecer demasiados rectos en su estilo de vida al
igual que en su forma de vestir. Pero este tópico se rompe cuando atraviesas el
precioso Camden Town, un lugar donde se respira un aire alternativo. Donde las
botas Dr. Martens son una pieza fundamental en tu ajuar y los colores
llamativos priman sobre los neutros. Una colisión de estilismo inglés
impecablemente correcto con todas las tendencias imaginables existentes en la
tierra. El tul junto con la brillantina son las
estrellas de la colección que se desarrolla en esos mercados. Sin
olvidar el necesario e imprescindible paraguas de aire japonés que lucen las
girls más atrevidas de la zona.
Son imágenes que se han
quedado grabadas en mi retina. Es una ruptura total y absoluta de lo clásico
con lo moderno, una bocanada de aire fresco y color a esos días grises y
lluviosos que dominan durante todo el año. Por eso animo a que todos aquellos
que piensen que Londres es una ciudad fría y cortante a que se animen a caminar
por esas zonas que nacen con la finalidad de modernizar la ciudad y sobre todo
de dar un gran empujón a la moda descabellada y sin reglas.

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