Cuando llevo a mis amigas a su casa alucinan con ella. Si, si "alucinan", no se me ocurre otro verbo mejor para expresar esa perplejidad que sienten al ver a esa mujer alta y estilosa de pelo recogido. Desprende elegancia allá por donde va y pese al paso del tiempo sigue siendo toda una "it girl". Capta tendencias al vuelo y sabe perfectamente como sacarse el máximo partido. Una mujer muy adelantada en cuanto a la mentalidad de la época, una verdadera mujer del sigo XXI, la encargada de presentarme un Paris diferente, una confidente y una honorífica mentora.
Mi abuela ha sido mi guía durante todo este tiempo, me ha enseñado todo lo que sé. He crecido junto a ella no solo a nivel personal sino sobre todo a nivel "profesional". Aún recuerdo cuando me moría por ir a ayudar a la tienda. Abrir bolsas para mi era la tarea mas gratificante de todas porque ninguna clienta se iba sin decirme: "eres igual que tu abuela". Tengo que reconocer que el parecido entre ambas es asombroso pero a mi, lo que me gustaba de esa frase, era soñar con que algún día llegaría a ser como ella. Quería que me conocieran como esa mujer chic, como referente en moda, como mujer inteligente, como mujer atractiva y sobre todo como mujer trabajadora. Quería y quiero ser mi abuela. En cierta medida, lo he conseguido: he iniciado mi propio "negocio", me piden consejo a la hora de vestir, me entrego en cada post y estoy esforzándome al máximo en mi vida universitaria para poder llegar a ser un referente en moda al igual que lo es para mi mi abuela.
Lo mejor de todo es que sus dotes artísticos no acaban aquí, su faceta de pintora es espectacular, su buen gusto se plasma en los colores, texturas y formas. Efectivamente es una mujer atípica donde las haya, pero es precisamente esa característica la que me hipnotiza: ¡Qué bien sabes reinventarte abuela!.
Muchas felicidades mentora mía, gracias por ser mi icono, por comprarme helados grandes en Getaria y por iniciarme en esta andadura.
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