Nunca me he considerado una
chica de campo, es más, creo que soy demasiado urbanita. Envidio a muchas de
mis amigas, que son felices con solo una tienda de campaña perdida en medio de
la naturaleza. Sin embargo, tras dos semanas encerrada en casa sin quitar los
ojos de los libros, añoro el aire fresco. Esto, me hace recordar el huerto que
tenía mi abuelo al que iba cuando era pequeña. Los domingos había parada
obligatoria en esa parcela, donde el color verde predominaba, ante todo. Para
mi abuelo se unían sus dos pasiones, su querida nieta (la única chica de la
familia, tras tener tres hijos) y el respirar aire puro en su mimado huerto. Me
picaron varias avispas que me hicieron reacción, me llenaba de barro hasta la
nariz y en ocasiones me quemaba, pero, aun así, todos los recuerdos que tengo
son buenos. Recoger tomates, regar las plantas, desgastar el triciclo, tomar
mejillones en el vermut y utilizar una linterna más grande que yo cuando quería
buscar cosas en la buhardilla que teníamos. Creo que es de las únicas veces que
he sentido que el campo iba conmigo.
Y cuando estoy a una semana de
mi ansiada libertad, he querido dedicar un post a un outfit con aire campestre
que me traslade a aquellos momentos de mi niñez donde no sabía que era el
Derecho Tributario. Para ello, he elegido ropa cómoda, elástica y un poco
amplia. Si simulo que voy a recoger pepinos, es imposible que lleve un crop top
y una mini-falda. Escojo mis pantalones azules marino de Armani Jeans, tienen
ya cinco años, así que si se estropean no sufriría mucho, pese a que son unos
de los que mejor me sientan. Una camiseta marinera decorada con tachuelas en
los hombros, también de Armani Jeans y una sudadera en los mismos tonos que
suelo utilizar cuando hago deporte. Hay que llevar algo de abrigo, ya que por
la noche refresca. Finalmente, unas deportivas blancas del Primark, las cuales
son muy fáciles de limpiar y un sombrero marrón para hacer el conjunto algo más
bohemio, además cuando “pega” el sol, tener la cabeza cubierta se agrace,
aunque sinceramente, no sé si ese en concreto me daría calor en vez de
quitármelo. Para acentuar ese aspecto boho-chic optaría por un bolso cilíndrico
con flecos marrones de Ama. Me parece que es un buen complemento ya que está
hecho totalmente a mano y encaja en ese espíritu naturista que quiero recrear.
Con el fallecimiento de mi
abuelo, el huerto fue vendido, y supongo que a partir de ese momento me
convertí en esa chica de ciudad que ahora soy. Esa que prefiere una buena cama
a dormir bajo las estrellas. También es cierto, que aceptaría encantada una
propuesta de vacaciones donde el camping sea el hotel, pero para ello necesito
precisamente eso, una propuesta, no suelo ser yo la que propone este tipo de
planes. Aun así, reconozco que para mí el huerto era el mejor juguete que pude tener y recomiendo que los niños desde pequeños, si es posible, puedan vivir
esa relación con el campo. En el caso de que no sea así, siempre podrán ver la película
Pocahontas, no vivirán una experiencia como tal, pero disfrutaran de una película
donde la naturaleza es la principal protagonista.
Ánimo a todos aquellos que están en exámenes,
los comienzan o a los que se están dando cuenta de todo lo que tienen que
estudiar, y ya sabéis, si podéis daros una vuelta por el campo no hay nada
mejor para relajarse y recuperar la concentración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario