Muchas veces las marcas nos ciegan. No sabemos apreciar el encanto de la ropa que no tiene bordada un logo o que simplemente está expuesta en un mercadillo. Sobre eso quiero hablar hoy en este post, las gangas chics de los mercadillos, mas conocidas como baratijas. Es cierto que todos los mercadillos no son iguales, dependen de la ciudad, los productos que se ofrezcan e incluso la zona en la que se establezcan. No podemos comparar el mercadillo de Portobello en Londres o el de las Pulgas en París con cualquiera de los que se encuentran a las orillas de la playa en verano. Siempre hay que saber buscar y lo mas probable es que cuando busques, halles. Admito que no soy una incondicional de estos mercados y que no me voy todos los domingos a ver que "pillo", pero de vez en cuando un vistazo rápido hace que encuentres algo que llevabas tiempo buscando a un precio muy asequible. Cuando fuí a Paris, como os conté, estaba empeñada en comprarme unos pantalones militares y no pare hasta que los encontré. ¿Dónde?, en un mercadillo. Fue en el mercadillo de las Pulgas donde conseguí unos pantalones y una cazadora militar que resultaron ser atuendos correspondientes al ejercito francés. Decorados con insignias habían sido prendas confeccionadas para los militares pero no se habían usado. Ya no solo era una prenda más, sino con historia. Así se pusieron de moda la ropa de segunda mano y el término vintage en el "fashion world".
Por ejemplo, en el look de hoy, llevo una mezcla de "baratijas". El vestido azul y blanco de aire ibicenco lo conseguí en el mercadillo de Marbella hace cuatro años por una cantidad insignificante y pese al paso del tiempo sienta tan bien y es tan "ponible" como el primer día. Su cuello elástico te permite que te lo pongas de dos maneras: como lo luzco yo o con cuello de barco y enseñando los hombros. Opto por un cinturón marrón para que me marque la cintura y el vestido no quede tan holgado. La cazadora es vaquera de Liu*Jo decorada con un broche de distintos colores que le da un aire distinguido al conjunto. Como zapatos, elijo unas bailarinas azules, del mismo tono que la chaqueta con un pompón en la parte superior. Y el bolso, o también conocido como el cofre por alguna de mis amigas, da un toque mas especial al conjunto sin hacerlo extremadamente formal. El cinturón es el encargado de romper totalmente con la estética azul que prima.
Probablemente mucha gente pensaría, que este vestido a causa de los elementos con los que lo he combino es de marca pero para nada, es una baratija de un precioso mercadillo de Marbella donde la ropa de las mejores marcas puede quedarse eclipsada por las gangas.
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