El terciopelo,
ese tejido que lleva conviviendo con nosotros desde el lejano Oriente y que
actualmente ocupa el protagonismo en las “catwalks” de cualquier desfile. Este
tejido que algunos veneran mientras que otros no pueden soportar (ya que no les
agrada su tacto), ha inundado nuestras vidas: chaquetas, abrigos, pantalones,
botines, chokers …etc. Cualquier elemento que se te venga a la cabeza lo puedes
encontrar en cualquier tienda en este concreto tejido.
Llevaba
un tiempo obsesionada con tener unos pantalones de terciopelo, sin embargo, por
mi figura, y sobre todo porque no soy alta, estaba reticente a adquirirlos.
Finalmente me decanté por estos de Bershka. Me gustaba el color, me gustaba la
forma, y aunque necesitaran un buen arreglo en los bajos (obviamente me estaban
largos), no me veía mal con ellos puestos. Eso sí, ¡no abrigan nada!
Tengo
que reconocer que son una prenda muy difícil de combinar. Hay que saber muy
bien los colores por los que te decantas y el estilo de prendas que vas a
utilizar. Yo decidí crear un look totalmente oversize con toques bohemios, y
así evitar caer en la trampa de parecer un “fuet”. Por ello, opté por una
camiseta negra básica de cuello vuelto y asimétrica. Una vez que juntas rosa y
negro, ya no hay vuelta atrás, sabes que no puedes “meter” ningún color más.
Así que, pensé en mi querida chupa de cuero, en unas sneakers negras de Primark
y en mi amortizado bolso negro de Bimba&Lola para completar el outfit.
El
destacado velvet (suena mejor que terciopelo, o por lo menos más fashion) es un
elemento muy rico para crear cualquier tipo de estilismo, pero a su vez, es muy
complicado saber tratarlo y llegar a un punto en el que el look sea elegante y
no cruzar la delgada línea de lo hortera. Os animo a que apostéis por prendas
con estas características, sabiendo que el resto de componentes que utilicéis deben ser lo más sobrio posible, si queréis
llegar a buen puerto. Al final, ¡all is about velvet!